lunes, 24 de mayo de 2010

Reflexiones de un verano

Para saber escuchar, deberíamos escuchar con el corazón y aplicando en ello los cinco sentidos. Por algo tenemos dos oídos, dos ojos, pero tan solo una boca, quizás sea para que la escucha y la contemplación, sea superior a la comunicación. Algunos oyen con las orejas, otros con el estómago, algunos con el bolsillo y los demás no oyen en absoluto. Para saber hablar, es preciso saber escuchar. Para dialogar, preguntar primero, después…escuchad. Hablar es una necesidad, escuchar es un arte. Nada es tan fácil ni tan útil, como escuchar mucho. Al conocimiento corresponde hablar, y el privilegio de la sabiduría es escuchar. La atención es la aplicación de la mente a un objeto, el primer medio para pensar, es escuchar bien. Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar. Sólo se puede decir las cosas a quien es capaz de escucharlas. Hay quienes han hablado tanto, que han perdido la fuerza para poder escuchar.

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