miércoles, 28 de abril de 2010

Incomprensiones del Camino

En la preparación sublime, antes del descender a la materia, las decisiones son precisas y especiales; qué vivir, qué evitar, esto traerá dolor, esto traerá felicidad, quiénes entrarán a formar parte de mi vida, con qué caminos me cruzaré, quiénes me ayudarán, quiénes serán obstáculo, quiénes traerán luz, quiénes oscuridad, dudas, miedos, etc. Todo ello con una única finalidad: el aprendizaje, el saber y el comprender. Todas y cada una de nuestras vivencias fueron escogidas, con todo detalle y minuciosidad, preparadas para que den el fruto deseado. Los errores o los aciertos son fruto de nuestro libre albedrío, de nuestras decisiones internas, la casualidad y el azar nada tiene que ver aquí, sí la causalidad, la atracción hacia ti de hechos que te ayudarán a aprender y comprender cuál es tu aprendizaje. Los caminos son trazados, pero no existen en tanto no los iniciamos, entonces se abren ante nosotros con todas sus variantes y posibilidades. Si las apreciaciones y decisiones son tomadas desde el SER con total aceptación, el aprendizaje será el correcto, pero si el miedo, la duda, la renuncia, toman las riendas de nuestras decisiones, entonces lo programado no se cumplirá, y tendremos que volver a negociar y a iniciar una nueva andadura para la consumación de aquello por lo cual hemos venido a este plano de vida y enseñanza. Todos somos responsables del dolor, tristeza y soledad vividos, todos somos los que con buen criterio, hemos acertado en la elección de cualquiera de los hechos vividos en nuestro caminar.
Todo está en un delicado equilibrio de perfecto enlazamiento, mi alegría puede ser el dolor de otro ser, la alegría de otro ser me puede causar dolor. Todo esta tan bien entrelazado, que es muy difícil llegar a entender la trama de la vida, porque así nada se pierde, todas y cada una de las manifestaciones de la vida es utilizada, lo bueno, lo no tan bueno, incluso lo aparentemente doloroso o cruel tiene su fin, sirve para el aprendizaje. En el Universo todo es útil y utilizable, a pesar de que muchas veces no logremos comprender ¿para qué? y ¿por qué? Los juicios desde la precipitación, la falta de información, el dolor recibido, el dolor causado, el miedo a la pérdida, la angustia de la incomprensión, no nos dejan ver la realidad y ciertamente tomaremos decisiones que no nos ayudarán en nuestro aprendizaje. Ante cualquier situación o acción, en donde exista la duda, lo correcto sería buscar el silencio interior, procurar que la ira, el miedo, las dudas, la oscuridad, el parloteo mental se calme, y desde la serenidad y el equilibrio, hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando? ¿Qué me enseña? ¿Para qué me puede servir todo este dolor y oscuridad? ¿Por qué y para qué tengo que vivir estos hechos? ¿Qué enseñanzas puedo sacar y con qué utilidad? Toda esta negatividad instalada en mi vida, ¿para qué me sirve? ¿Por qué esta situación me causa tanto sufrimiento? ¿Por qué y para qué todo y todos, están en contra mía? Me siento solo y abandonado, ¿realmente lo estoy?, ¿o es así como debo estar? ¿Para aprender qué? ¿En qué medida soy el responsable de todo lo que estoy viviendo? Con mi actitud, ¿qué dolor causo a los demás?
Somos responsables de todas nuestras acciones, nuestras actitudes y decisiones, lo que causamos en dolor y sufrimiento, también es sufrido por nosotros en la medida que estamos aquí para aprender. Somos aprendices y maestros, aprendemos y enseñamos. Si procuráramos en lo que llega a nuestra vida, ver su utilidad y enseñanza, tendríamos más conciencia y mucho más cuidado, tendríamos un gran respecto en toda manifestación de la vida y viviríamos cada paso como una bendición para alcanzar nuestra madurez física, emocional, espiritual, veríamos las dificultades del camino como el gran reto para la total integración con nuestro Ser. Comprenderíamos la frase tantas veces repetida, pero no por ello comprendida: “En el universo nada se destruye, todo se transforma y es útil”.

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